Muchos son los que han perdido a seres queridos en estos días y, al dolor por el fallecimiento, se añade el que no se han podido despedir o acompañar en sus últimos momentos, además de no estar junto a los familiares en el velatorio o entierro.
Algunos deudos se encuentran aislados y no cuentan con la cercanía física de otras personas.
¿Cómo podemos ayudarles en su proceso de duelo?
DEJAR LLORAR: Los deudos deben recibir cariño y apoyo. Hay que dejar que llore todo lo que tenga que llorar.
NADIE ESTÁ PREPARADO: Entender que nadie está preparado para una separación tan repentina. No es momento de dar consejos y evitar las llamadas que no aportan.
ESCUCHAR: Es importante ayudar al deudo a que exprese sus emociones y sentimientos y que encuentren en nosotros la acogida.
USAR LAS PALABRAS APROPIADAS: Recordar que cada persona tiene su manera de vivir su proceso y algunas frases no suelen ayudar por ejemplo: “tienes que ser fuerte…” o “ya pasará”. Hay que aprender a empatizar, a ponerse en el dolor del otro.
CONSIDERAR LA AYUDA DE UN PROFESIONAL: Invitar a recurrir a un especialista de ser necesario.
acompañar con la oración: Si el deudo es creyente manifestarle nuestra cercanía espiritual ofreciéndole nuestra oración por su ser querido y por su dolor y mejor aún y si es posible rezar junto con ellos.
“Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte”. Papa Francisco