Nos dice el Papa Francisco: “Dios es un Padre bueno, que nos ha elegido y bendecido antes de la creación del mundo. Un Padre que no abandona, que nos sostiene, ayuda y salva con una fidelidad que sobrepasa infinitamente la de los hombres”.
A vísperas de la llegada del Santo Padre Francisco a nuestras tierras, recordamos estas palabras en las que nos habla del amor incondicional que Dios nos tiene y como se manifiesta todos los días de nuestra vida.
Y es en los momentos de dolor cuando Dios nos invita a confiar mucho más en Él. Aunque a veces no entendemos lo que vivimos o experimentamos, sabemos que Él nos cuida, protege, acompaña y ayuda a vivir con esperanza ese tiempo.
Al experimentar el duelo, podemos experimentar:
1. Un estado de ánimo profundamente doloroso.
2. Una pérdida de interés por el mundo exterior.
3. Una pérdida de la capacidad de amar.
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8,31.
Recordemos que todos contamos con la capacidad de resiliencia y apoyados en la fe podemos vivir con la esperanza puesta en las promesas de Dios.
“Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados” Mateo 5, 4.